jueves, 5 de enero de 2012

FELIZ AÑO NUEVO





 Partiendo de la base de que tengo el blog abandonado; tenía serias dudas de escribir o no esta entrada. De ahí que haya llegado el día 5 de Enero y todavía no haya felicitado el año.


De entrada, tengo varios motivos para tener mis dudas a la hora de desear feliz año a alguien: 1) Por más que yo lo desee, lo que se nos avecina a la mayoría de los mortales no pinta nada bien. Que quieren que les diga es lo que hay.

 Hay situaciones, que hacen que por mucho optimismo que quiera uno tener ante situaciones adversas, te replantees, cohíbas e incluso cambies tu actitud, respecto a determinados tópicos: 2) El día de Año Nuevo; me decidí, como casi todos los años a rebajar michelines. Por ello, bien temprano - teniendo en cuenta el día que era - me dispuse a abandonar el domicilio familiar. Iba decidido a andar como un valiente, a sudar si era necesario, a quemar grasas, adrenalina y calorías. Cuando por la escalera me topo con mi vecino, justamente el de enfrente de mi puerta. Sin dudarlo un segundo, le deseo - encanto que tiene uno - un efusivo: ¡ Feliz Año Nuevo !. Nada más desolador, me mandó literalmente a la mierda. Me dejó sin palabras. No pinta nada bien la cosa, ni para mi vecino ni para muchos ciudadanos.

No creo en los buenos deseos así lanzados para todo el mundo: 3) Sobre todo en estos últimos años, he perdido la ingenuidad de creer que si los poderosos y ricos, son más poderosos y más ricos, o sea son - supuestamente - más felices. Esa misma felicidad se transmitirá a los que no somos ni tan ricos ni tan poderosos. Por tanto, con casi cinco millones de parados en España es una incongruencia desear felicidad a los grandes empresarios y los grandes capitales, ya que la felicidad de estos, es sin duda el abaratar el despido y mandar a sus trabajadores a la calle cuando les venga en gana de forma barata.

No es que me moleste que la crisis sirva para que ganen más los que más tienen. Lo que de verdad me molesta es que la paguemos los de siempre: los trabajadores. Lo que realmente me irrita, es este estado de resignación en el que tratan de sumergirnos. Esta miedocracia del " qué le vamos a hacer ", acatando que nos saquen de esta, los mismos que nos han metido, pero claro, pagando nosotros los platos rotos.

Por lo demás ya les digo que ningún problema: ¡ FELIZ AÑO NUEVO¡