jueves, 19 de septiembre de 2013

EL PP ES DIFERENTE





Ha bastado que el Partido Popular vuelva a tomar el poder, para demostrarnos que son otra cosa, y en su cabezonería por convertir a Madrid en ciudad olímpica, nos han dejado claro su capacidad de batir récords, al menos en lo importante. De momento; cuentan con el reconocimiento de Europa, al convertirse, en poco tiempo, en plusmarquistas mundiales, en la modalidad de destrucción masiva de empleo sin burbujas en categoría absoluta. 

También es de justicia, concederles el mérito de lograr que Madrid 2020, después de tres candidaturas tan consecutivas como fallidas, haya acabado siendo el resultado de las olimpiadas más caras de la historia, sin ni siquiera llegar a celebrarse. Eso se lo tenemos que agradecer única y exclusivamente al PP, que primero con Garrafón, perdón, Gallardón "el faraón" y luego con Botella, fueron dilapidando de forma austera, como sólamente ellos saben hacerlo, euro a euro y candidatura a candidatura, hasta completar los nueve mil millones de euros a los que asciende el montante de la fiesta, que hemos pagado todos los madrileños. Al parecer 42895 € es lo que ha costado vestir en el Corte Inglés al último séquito que acudió a Buenos Aires, el resto, es la típica transparencia propia del sistema, a la hora de rendir cuentas y dar explicaciones al pueblo, transparencia, a la que el PP representa a la perfección, es decir: es una auténtica incognita, en qué se ha malgastado, perdón, invertido el resto del dinero.

Los responsables, como siempre, pasan olímpicamente de asumir sus responsabiliades, y echan la culpa de todo a Zapatero, por decir aquello de que nuestra economía jugaba en la Champion League, opinando Rajoy, como contrapartida, que nuestra ruina debía de jugar cuando menos en unas olimpiadas.

Además de por su pasión a las competiciones deportivas, si hay algo que podemos decir que caracteriza a este Gobierno es su dedicación al control de la cultura. No en vano, se sabe que don Mariano, es lector de grandes títulos; vamos,  más que de títulos, de titulares, el hecho es que se lee todos los títulares del Marca diaramente y algún que otro WhatsApp, pero con el control justo, para precisamente, poder destrozar sin ningún pudor la cultura.

La cultura y el conocimiento, son a veces los detonantes que conducen a la pregunta. Sin ir más lejos; el otro día,  ante el éxito de la cadena humana formada durante la celebración de la última Diada de Cataluña, el señor Margallo, ese ministro con la sonrisa más espectacular de todo el hipódromo, tras admitir el éxito de la convocatoria, dijo que "hay que escuchar a la calle". Al parecer según fuentes cercanas al ministro, Margallo tuvo que desconectar los teléfonos: no paraban de llamarle, tanto el resto de miembros del Gobierno, Rajoy incluido, como la cúpula dirigente al pleno de todo el PP. Todos le preguntaban intrigados que "quién es la calle, que si se escribe junto o separado".

Con semejante pandilla de lumbreras dentro del Gobierno, no es de extrañar, que la ministra preferida de nuestro presidente sea Fátima Báñez, que además de eximirse de toda responsabilidad, en lo que al paro se refiere, a pesar de ser la actual titular del ministerio de trabajo, cargando el mochuelo a la Virgen del Rocío, está convencida, que los pensionistas a los que condena a la precariedad, algún día la darán las gracias. Es que desde que al robo se le llama ahorro, uno se queda a veces un tanto pensativo. Con este atraco, perdón, "reforma", se pretenden robar, perdón, ahorrar treinta y tres mil millones de euros, obligando a nuestros jubilados a malvivir, ya de entrada, durante, al menos, los próximos nueve años.

El otro día se cumplieron cinco años de la caída de Lehman Brothers, hecho que supuso el inicio de la crisis que seguimos padeciendo, la misma, que de una u otra manera, nos ha cambiado la vida, a peor, a la inmensa mayoría. La inconsciencia, avaricia y falta de rigor de los directivos del sector financiero, fueron los causantes de esta crisis. Ni uno solo de ellos, ha rendido cuentas sobre el asunto, es más, unos gozan tranquilamente de sus retiros millonarios, y otros, ocupan los mismos o mejores puestos que los que ocupaban.

230.415 millones de euros de dinero público, se les lleva otorgados al sector financiero desde 2008 hasta 2012 en España, 76.264 millones de euros en recapitalizaciones, dinero, que ya nos están diciendo que tenemos que hacernos a la idea de que no se va a recuperar, que es un regalo que le hemos hecho a los bancos. El responsable de la quiebra de Bankia, Rodrigo Rato, es fichado por Botín como asesor del Grupo Santander, no sabemos exactamente de qué, el caso es que ganará un dineral, aparte de los 200 mil euros que gana como asesor de Telefónica.

Está clarísimo que no hay dinero, por eso hay que hacer que nuestros pensionistas paguen por las medicinas, por la teleasistencia y se les prive de la ayuda a dependencia, además de robarles ahora otros 33 mil millones de euros, porque no vamos a hacer que nuestros mandamases, se apeen de su tren de vida, sólo porque unos viejecitos se empeñen en no morirse. Por eso es conveniente, que tanto Báñez como su tropa, sigan en su labor de cuenta cuentos sobre la realidad de un mundo que sólo existe en su imaginación, siendo conveniente seguir manteniendo esta cultura de la farsa y la mentira, más que nada, porque el voto de nuestros ancianos todavía sigue contando y puede decidir. Al menos; hasta que se den cuenta que su decisión más importante, será, en el mejor de los casos, si comprar un cartón de leche o las pastillas de la tensión, y se den cuenta de a quién tienen que darle las gracias.

 Parece ser que se confirma la idea, de que en el PP se toman todas las medidas pertinentes para ayudar a los bancos, con el fin de que su cúpula no acabe en un banquillo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

HACIA ATRÁS


     

                               
                               "Cuanto más pensemos, más nos faltará por pensar." 

                                                      Jesús Ibáñez           
                         

  El verano de 1940 resultó especialmente caluroso, todo el mundo lo comentaba en La Parrilla y en varias comarcas de los alrededores de Cuenca. Resultó un año tremendamente doloroso, por un lado; hacía poco que acabó la Guerra Civil en España, con la victoria de los golpistas de Franco, y por otro; hacía escasos meses, que había estallado la II Guerra Mundial. De todas formas, en un pueblo como La Parrilla, todos estos hechos tan trascendentales para la historia, apenas si se hicieron notar, con la debida intensidad, en el día a día de sus habitantes.

La guerra en España acabó oficialmente el 1 de Abril de 1939, pero ya hacía algunos meses, que comenzaron a reaparecer los ricos del pueblo, los caciques, que se mantuvieron escondidos, durante gran parte de la contienda, algunos, en las cámaras, desvanes, incluso en habitaciones ocultas por tabiques superpuestos, en sus propias casas. Salieron de sus escondrijos como las ratas, para retomar sus posesiones como leones.

Dos niños retozan junto a su abuelo, que postrado por la edad sobre el sofá, les sonríe, ellos, le ven en parte, como una especie de niño grande, que les cuenta unas historias extrañas, sobre tiempos remotos, que debieron de ser un aburrimiento, pero que a veces les gusta escucharlas, porque o son muy tristes que dan pena o son muy alegres y les entran ganas de reírse. "¿Abuelo, tú estuviste en la guerra?". Le pregunta el niño, sin saber exactamente lo que conlleva la pregunta. El abuelo se queda mirando al mayor de sus dos nietos, - con diez años - la mirada un tanto perdida, y le contesta rememorando: "Ah, la guerra, sí. ¡ Qué tiempos aquellos !. Yo no estuve, pero dos de mis hermanos sí, uno de ellos, perdió la vida en ella".

Ángel, todavía no tenía los catorce años cuando empezó a trabajar para la casa de Antonia "la sastra", eran vecinos de toda la vida, vivían justo enfrente en la calle Altillo del Castillo, pero a las dos familias, a pesar de la amistad, las separaba algo más que el ancho de una calle. El niño, comenzaba a sentir el desencanto de lo que significaba el trabajar como asalariado. Hasta entonces, venía ayudando a su padre en algunas faenas de labranza y tareas de la casa, trabajo no remunerado, pero ahora le pagarían la cantidad de dos pesetas por día de trabajo. Por lo que comenzó a sentir en sus propias carnes la esencia del capitalismo: la explotación, el abuso y la avaricia.

El trabajo era duro y la jornada larga, Dionisio, su jefe, tenía mucha confianza con su familia, precisamente por eso, probablemente, el abuso era mayor. Ángel, solía volver del campo tras acabar su jornada laboral, poco antes de las doce de la noche, picaba algo de lo que le tenía preparado su madre de cena y se acostaba. Antes de las tres y media de la madrugada, ya estaba el buen hombre aporreando los portones de la casa del muchacho y llamándolo a voces, para que se levantara y acudiese de nuevo al trabajo. Sacar agua del pozo a cubos, para que bebieran casi cincuenta mulas, - "los sastres" eran tratantes de mulas, las compraban pequeñas, las criaban, las domesticaban y luego las vendían por toda la comarca - limpiar la cuadra, tener preparados dos carros con un par de mulas cada uno, para acercar a los labradores, que eran principalmente mujeres en aquella época, y acarrear durante todo el día la cosecha, desde los campos de labranza hasta la era, donde se extendía la mies para comenzar a trillar, esa era su rutina diaria, a no ser, que le mandasen hacer otra cosa entremedias. Total que casi todos los días cuando quería llegar a casa eran poco menos de las doce de la noche, y sabía que al día siguiente se tenía que levantar a las cuatro de la madrugada, para volver a empezar. Aun así, don Dionisio, tenía por costumbre el acudir todas y cada una de las madrugadas de aquel caluroso estío, a llamarle a voces, golpeando los portones de su casa para despertarle. Hasta que una mañana, casi acabando la canícula, le hizo ver que esa forma era errónea, porque él sabía que tenía que acudir al trabajo, y que eso lo podía hacer, si acaso, cuando hubiese comprobado falta de responsabilidad, que de momento no era el caso, por su parte. Pero cuando acabó la guerra, esa gente, estaban muy creciditos, no se las atenían con nadie, por lo que se vió obligado a mandarle directamente a hacer puñetas.

"¿Abuelo, en el pueblo, había policía?". "No, lo que había era Guardia Civil" - contesta rememorando, con la  mirada un tanto perdida -.
"¿ Pegaban por entonces a la gente ?". Le pregunta de nuevo el nieto, esperando respuestas que casi se sabe de memoria. "En aquella época, después de la guerra, los trabajadores teníamos que andar más derechos que velas. ¡Cualquiera se desmandaba!. Si te cruzabas con la pareja - de guardias civiles - por los caminos de las afueras del pueblo y les saludabas, malo, si pasabas sin decirles nada, malo también, eso que te conocían, al menos los del pueblo. Pero claro; si tenías fama de ser un poco más rebelde, y yo, y algunos más la teníamos, pues ya te tenían entre ojos. Anda que no me habrán quitado a mí, sin motivo, cargas de leña en el invierno, y hacer que se las llevaras a ellos al cuartelillo para calentarse gratis".

El abuelo prosigue con su retahíla, mientras que el menor de los nietos enciende una vídeoconsola portátil.
"No hemos pasado nada en aquellos tiempos con esa gentuza, pues no estaban creciditos ni nada después de haber ganado la guerra. Luego; por si fuera poco, estuve trabajando para "los remolines", eran los más ricos del pueblo, menudos franquistas fachones, uno de los hermanos murió en la división azul. Todo se les hacía poco para sacarte bien la pringue, una noche sí y la otra no, tenías que ir a dormir a la cuadra, para dar de comer al ganado.

"Abuelo, ¿ pero tú pasaste hambre en el pueblo?" - le pregunta el más pequeño, mientras descansa para que juegue una partida su hermano -. "No hijo - le contesta el abuelo - la verdad, es que hambre no he pasado, a pesar del racionamiento que había después de la guerra. Entonces existía el estraperlo, que por una parte nos permitía vender lo poco que `nos sobraba´, algunas veces era revender mercancia: panes, aceite, leche, huevos, y te jugabas el acabar en el cuartelillo, incluso en la cárcel, si no te entendías con los guardias. Con estos trapicheos, se conseguía algo de dinero, para a su vez, poder comprar otros alimentos que te hicieran falta, aunque, sí había quien se dedicaba siempre al estraperlo y lo consideraba como su negocio, además le daba para vivir, algunos bastante bien, por cierto".

"¿Por qué  te viniste del pueblo, es que no había trabajo?" - preguntaba el niño mientras le pasaba la vídeoconsola a su hermano - .
"En La Parrilla, en aquellos años, había trabajo a ´punta pala`, no faltaba: lo que no había era futuro. Me casé allí y tuve mi primer hijo, pero me di cuenta que la vida en mi pueblo era eso, estar hecho un esclavo, sin tener vida, nada más que trabajando, para que vivieran ellos, los ricos. Llevar una vida servil, sumisa, sin poder rechistar por nada, si es que no querías tener problemas, todo, para ofrecerle un porvenir lleno de resignación a mis hijos. No me gustaba y quería creer que la vida era otra cosa. Porque una cosa es trabajar, que hay que trabajar, y duro, si hace falta, y otra cosa es que te tengan como un esclavo. Pero por lo que veo en estos tiempos, los de siempre, han decidido que volvamos hacia atrás, esperemos que no haya que esperar otros cuarenta años de atraso, para tratar de avanzar. Porque eso ya lo viví a partir del verano de 1940.

Mientras los niños siguen disfrutando de su vídeojuego, el abuelo, rememora hechos de la vida de Ángel, sus historias de un tiempo pasado, que no volverá, y bueno será luchar porque no vuelvan.

viernes, 6 de septiembre de 2013

31 PARADOS MENOS, MÁS 2 DISCOS DUROS






Me dice mi amigo "el marciano", que el otro día, el Sr. Botín, delante de su círculo de hienas, perdón, de amigos, les comentaba que las crisis son buenas hasta en el matrimonio, porque hacen crecer y reafirman. No hay más que ver nuestras cifras - les comentaba don Emilio - desde que comenzó este expolio, perdón, esta crisis. Cifras que nos confirman, que hemos crecido más que nunca de forma brutal y desproporcionada, y que nos reafirman en la idea de que las instituciones reguladoras, supuestamente, encargadas de controlarnos, no sirven absolutamente para nada. Por tanto; recomiendo, a todo el mundo una crisis de lo que sea, por lo menos una vez al mes. Se escuchaban aplausos procedentes, incluso, de Genova 13, no sabemos si en diferido, siquiera si simulados, pero siempre con el patrocinio del grupo Santander o similar.

Hablando de instituciones de las que se desconoce su utilidad efectiva, mi amigo el "marciano" conoce una numerosa cantidad de ellas y se descojona con muchas, vamos, con casi todas. La que está estos días muy de moda es la ONU, de la cuál, no sé si habría que reinventar sus siglas, pero al menos, sí su significado. La verdad es que resulta un auténtico acto de fe, creerse realmente, que alguien cuyo nombre suena a un nuevo tipo de helado, o cuando menos a una nueva técnica dentro de las artes marciales, sea capaz de organizar algo, con la intención de unir nada menos que naciones.

Pero Ban Ki-moon es un señor muy serio, del que todo el mundo espera que dé luz verde a las intenciones de esa nueva "paloma negra" de la paz, que curiosamente, también es el señor de la guerra, y que se encuentra deseoso de regar con una lluvia de bombas, en esta ocasión, las tierras de Siria. Como dice "el marciano": "hay veces que la cola mueve al perro". Por eso se trata de buscar otro tipo de unión para legitimar el acto, principalmente, porque Siria, más que a química o armas, huele a gas que te rilas y merece ser arrasada, como otras tierras en otras ocasiones; en nombre de los derechos humanos, la libertad, la democracia e incluso de la paz.

En Europa tenemos la UE, que desde su creación nunca ha dejado de ser, más que nada, una declaración de intenciones, con una "Unión", que parece un chiste malo, y un "Europea", cuya forma de vida se queda para disfrute de algún país del norte. Los del sur, mientras, jugamos a las democracias y a gobiernos soberanos, muy unidos a las órdenes y siguiendo los mandatos de nuestros jefes alemanes.

Aquí, en España, disfrutamos de una justicia, que aunque lenta, no por ello deja de ser menos injusta, con jueces, que disponen de una lentitud de reflejos directamente proporcional a las velocidades que alcanza don Mariano haciendo footing: los dos son más lentos que el caballo del malo, en un western a punto de acabar. También contamos con partidos como el PP, que es el que actualmente nos putea, perdón, nos gobierna, que en su afán por colaborar con la justicia y haciéndose partícipe total de la ley de transparencia, le entregó el otro día al juez Ruz unos ordenadores totalmente transparentes. Los ordenadores, supuestamente, utilizados por Luis "el cabronazo", y utilizo el aumentativo para no caer en el error de quitarle años y porque es lo que más abunda en el Partido Popular, a pesar de que algunos pretendan suavizarlo denominándose a sí mismos "cachorros", estaban desprovistos de todo contenido.

Es que gracias al caso Gürtel, a Bárcenas, al afán del PP por tratar de explicar lo inexplicable, y a las palabras de la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría, por fin sabemos que el partido en el gobierno es una empresa y que funciona como tal. Quizás, esa sea la explicación  de que el señor Rajoy, más que gobernar para el pueblo al que representa, lo haga a favor de los grandes empresarios y las grandes fortunas. Al final va a resultar que en lugar de un presidente del gobierno, lo que tenemos es un gerente.

Ante semejante panorama, no es de extrañar, que don Mariano se mantuviese oculto y ocioso en proporciones iguales, tan sólo atinando a prohibir, de manera enérgica, la pronunciación de la palabra "Bárcenas", al menos en su presencia. Un Rajoy agazapado, hasta la aparición de ese ministro de rostro indescriptible, cuyo apellido, viene a recordarles a todos y cada uno de los votantes del PP de dónde se han caído. El Sr. Guindos, el otro día, vino a decirnos que dónde va a parar, que "ahora, sí se ve luz al final del túnel", aunque sea la luz de otro tren que viene de frente y nos arrolla. Y es que ya tenemos 31 parados menos en agosto, así que con las medidas de creación de empleo que está adoptando el gobierno, y a este ritmo vertiginoso de parado menos por día, le damos ciento cincuenta siglos a don Mariano y nos instaura el pleno empleo en España.

Como pieza clave, el Gobierno cuenta, aunque no se lo crean, ni yo tampoco, con la ministra de desempleo e inseguridad asocial, doña Fátima Báñez. Doña Fátima, es muy de ocurrencias y cuando no se la ocurre nada, reza, vamos nos manda rezar a todos. Su último gran invento es el asegurar que a los pensionistas, siempre, siempre, se les va a subir la pensión. Así que por una complicadísima fórmula; que tiene en cuenta como está la economía del país, el BBVA, Inditex y la empresa constructora de su familia, podremos conocer si nuestros mayores, podrán medio comer ese año, o es preferible que se mueran. Por poner un ejemplo, la pensión media en España, que está en 900 € de media, yo conozco muchas más que rondan los 600 €, pero bueno, con el 0,25% de subida que garantiza Báñez, se incrementaría en unos astronómicos 2,25 € al mes. Por eso pide que en adelante, los pensionistas recen para que no suba el papel higiénico.

No crean que ya me produce tanta risa las gracieta de esta gente. No porque me importe que los ricos sean cada vez más ricos y vivan cada vez mejor, sino porque he descubierto que esto se produce a mi costa. No sé si alguien se da por aludido.
Ah!, tú no, que ya sé que eres marciano.


domingo, 1 de septiembre de 2013

LA GENTE ESTÁ EN SUS COSAS





"Lo que mas me indigna es la indiferencia con que se contemplan las cosas, en general. Y en los dirigentes la ignorancia y la soberbia".

                                                         José Luis Sampedro



La verdad es que llegado este tiempo y con este calor, uno se deja, hasta de pasearse. Yo recuerdo que en tiempos del gobierno de Zapatero, a pesar de no haber sido capaces de enterarse de nada en lo referente a la gestación de una crisis de proporciones titánicas, casi todo era motivo de alerta. Había alerta por ola de calor, alerta por ola de frío, alerta por todo tipo de olas. El PP, se equivocó de "holas" y por eso apostó por un Gobierno basado en el ruego a Dios: adiós a la sanidad pública, adiós a la educación pública, adiós a los derechos laborales, adiós a las mínimas políticas sociales de las que disponíamos y adiós a lo poco que queda del estado de bienestar. Todo ello sustentado por la aplicación del siempre efectivo método del "a Dios rogando pero con el mazo dando".

El otro día, decidí jugarme la vida, y abandonando el sofá del Ikea, me encontraba predispuesto, sin anestesiar ni nada, a afrontar y padecer toda la dureza del estío, saliendo a la calle a darme una vuelta por el barrio. Siempre que soy presa de estos ataques de heroicidad, me gusta evaluar los pros y los contras y efectuar una estrategia, imaginando un escenario de la situación en el supuesto más adverso.
Tenía como aliados la caída de la tarde, lo que hace variar la temperatura ambiente entre 3º y 4ºC, y contaba; con que el establecimiento hostelero más cercano al portal de mi vivienda, una cervecería, tan sólo dista apenas 25 metros. Los contras: que llevaba días sin pasear por el barrio e ignoraba qué locales podían estar cerrados por vacaciones.

Salí a la calle, donde por cierto, contra todo pronóstico la temperatura era bastante agradable. Estaba dispuesto a entretenerme viendo los escaparates de los últimos locales de chinos abiertos en el barrio. Entonces, me encontré con mi amigo Luis.

Luis es albañil, le conozco desde siempre, de jugar a las canicas, al peón, compañeros del colegio, practicamente crecimos juntos. Es un trabajador nato, su padre se lo llevó por  primera vez a la obra cuando tan sólo tenía 12 años. A pesar de todo, seguimos en contacto y mantuvimos nuestra amistad durante todo este tiempo.Transcurridos unos años, se hizo novio de Isabel, una chica de aquí, del barrio también, con la que se casó y tuvo dos hijos.

Hacía ya unos meses desde la última vez que nos vimos, nos estrechamos las manos, nos preguntamos mutuamente que qué tal y comprobamos que los dos estábamos un poco más mayores, pero poco, con algunas canas más, pero no demasiadas y algún kilo de más, quizás, también. Enseguida  como era su costumbre, últimamente, cuando nos veíamos, me soltó su frase favorita: "tío, dime dónde vamos a tomar algo que estoy seco".

La vida de mi amigo era la de una persona sencilla, no se metía en problemas, no bebía, su vida era el trabajo y su casa. La política no le atraía y le solía decir a su hermano Paco, que era militante de una organización de izquierdas, "yo con los partidos políticos no quiero nada, que son todos iguales". Luis era lo que solemos llamar un "hombre de su casa", trabajador, ahorrador y al que el trabajo no le faltaba. Con este panorama quiso que su familia prosperase, tener una vivienda más grande, por lo que se embarcó en la compra de un chalet que le suponía el pago de más de 800€ mensuales de hipoteca, que al poco tiempo se convirtieron en 1100 euros, pero aún asi, la cosa se podía soportar. Alquiló su casa y con su sueldo, no tenía excesivos problemas para poder llegar a fin de mes.

Fuimos caminando hasta la bodega de Emilio, y siempre con su humor, Luis pidió dos J.B, por lo que Emilio nos puso delante dos botellines del Mahou - dos Jodíos Botellines - le pregunté con mucho tacto por Isabel y por los chicos. Con tristeza, me cuenta que con su ex mujer ahora está bien, empiezan a ser amigos y que a los chicos les ve bastante, sobre todo ahora con las vacaciones del colegio.

Los cobros en su empresa comenzaron a retrasarse, hasta que un día "el pistola" - así se le denomina en el argot, al jefe de una empresa subcontratada - comunicó a los trabajadores que Dragados le había quitado la concesión de la obra, y que no les podía pagar, porque a él tampoco le pagaban. Comenzaron los problemas de Luis, nunca había estado parado, pero de pronto, trabajo no había; el inquilino de su piso, le comunica que no le puede pagar, porque le han despedido; el banco le comunica que han devuelto la hipoteca, por no disponer de dinero en cuenta para afrontar el pago; sus padres le llaman preocupados, porque el banco les ha hecho saber que Luis no paga la letra de la hipoteca y que ellos son sus avalistas. Luis está desesperado, no encuentra trabajo, el inquilino de su casa se ha ido tras seis meses de impago de alquiler; Isabel, su mujer, siempre está de mal humor, culpa a su marido de no haber tenido cabeza; el banco les acosa, y les manda la notificación de embargo. Isabel no soporta la presión, hace las malestas, coge a los niños y se marcha a casa de sus padres. El banco ejecuta el desahucio y Luis se refugia en casa de sus padres, que también están amenazados. A partir de entonces, Luis comienza a acudir con Paco, su hermano, a asambleas y reuniones, donde se habla sobre desahucios y derechos humanos, comienza a implicarse en la "lucha" y acude a cuantas reuniones puede. Hoy; Luis es un miembro importante dentro de las plataformas, se ayuda a sí mismo, a la vez que trata de ayudar a los demás.

Íbamos por el segundo botellín, y comenzamos a rememorar cómo éramos de niños y no tan niños.
"Es que éramos unos pillos, y unos trastos, pero: recuerdas?. No nos dejábamos pisar por nadie. Cualquiera nos tosía!. Ahora la sociedad está mucho más adormecida. Fíjate en mi situación: desahuciado, y sigo pagando por algo que ya no tengo, para que no le quiten a mis padres lo poco que tienen ellos. Nos están engañando, a todos, lo sabemos, y la mayoría miramos para otro  lado, es increíble!". Me fijé en la impotencia de su mirada y la rabia contenida, que se percibía en sus palabras.
"Es cierto, no sé que necesitamos que nos hagan, para que la respuesta sea masiva y paremos este expolio". - le contesté -

"Mira - hizo una pausa, mientras asiente para sí mismo - la gente está en sus cosas  - se muerde los labios y ladea ligeramente la cabeza, como haciendo ver que lo que está diciendo  no le gusta, pero es lo que hay -  es lo que puedes deducir de la mayoría de las conversaciones de tu entorno, del mío, o del que sea. El tema de la lucha de clases,  el pelear por nuestros derechos saliendo a la calle, se ve como cosa de obreros, y nadie quiere ser un perdedor, todo el mundo quiere prosperar, y que prosperen sus hijos. Al menos eso es lo que lleva años inculcándonos el capitalismo éste de mierda, consumista a plazos. Quizás, y sólo quizás, cuando la mayoría de la gente, se vea como me he visto y me sigo viendo yo, despertaremos, y veremos claro que nadie nos regaló nada y que hay muchas cosas que cambiar, y que debemos cambiarlas nosotros a base de lucha".

A veces; según el contexto, hay frases que te marcan, depende quién las diga, cómo y en qué momento las dice, para que las consideres lapidarias. Cuando Luis acabó de hablar y volvió a su expresión habitual, yo, me repetí mentalmente, embelesado: "Joder!, la gente está en sus cosas". Se me quedó mirando, preocupado en un principio y medio sonriente me dijo: "pero tío, que no pasa nada, ya sabes, di algo".
Mirando a Emilio detrás de la barra, sólo se me ocurrió decir: "Pon la penúltima, Emilio, que aquí mi colega y yo, hoy, estamos en nuestras cosas".