“ El sistema está roto y perdido, por eso tenéis futuro “
José Luis Sampedro
Madrid, noche del 15 de Mayo
En la Puerta del Sol un grupo de jóvenes discuten sobre algunos lances de la manifestación recientemente finalizada a la que han acudido. La organización tenía previsto acabar ante el Congreso de los Diputados, para una vez más, mostrar su descontento contra un sistema adoctrinado y domesticado a la medida de las élites, para ser usado a su antojo con el fin de mantener o incluso extender sus privilegios. A ninguno de los chicos y chicas presentes les sorprende la exagerada presencia policial, ni el cordón de UIP cercando el perímetro del Congreso. Los accesos a la Cámara baja estaban completamente cortados, en un despliegue titánico de unidades policiales – más de 2000 UIP – lo que venía siendo más o menos habitual en los últimos tiempos. Debido a dicho cerco, la marcha, tras una moderada insistencia a las fuerzas de seguridad, para acceder a los aledaños del Congreso, fue trastocada y se decidió marchar hasta la Puerta del Sol para su finalización. Era una celebración, se conmemoraba el Aniversario del Movimiento, no era día de enfrentamientos.
Aún así, Juan no dejaba de dar la retahíla al resto de sus amigos.
_Somos unos mierdas, te lo digo yo. Nos provocan y nos limitamos a mirar para otro lado.
Su novia Nuria asentía, más por solidaridad que por convicción, mientras José corroboraba.
_De sobra sabían que la convocación aludía terminar en el Congreso y de forma pacífica, no sé a qué viene esta fantasmada de llevar tanta policía en esta ocasión.
Los demás claramente se desmarcaban porque no estaban de acuerdo, de hecho estaban de acuerdo con como se había desarrollado la situación. Juan insistía.
_Joder y vosotros no tenéis nada que decir?. Sabéis que hay compañeros, ahí al lado, que se están enfrentando a los UIP.
José se le quedó mirando, y le contestó con algo de recelo.
_ Creo que en los últimos días ya hemos hablado unas cuantas veces sobre eso, tanto entre nosotros, como en las distintas Asambleas a las que hemos acudido, y creo, que ha quedado claro, que hoy, la cosa no iba de eso.
_No sé qué mosca te ha picado, Juan, - intervino Luis - pero joder!, alucino con que nos eches en cara ciertas cosas. Ya lo hemos hablado, son cuatro gatos, pero si crees que tu sitio, hoy, es al lado de ellos…
_ Pues eso chavales que me piro.
_ Juan, tío de qué vas - le dijo Conchi – no tienes razón y lo sabes.
_ ¿Qué no tengo razón?. Pero bueno, tú no sabes lo que había planeado en un principio, para hoy, por los de Carabanchel?. – contestó Juan indignado -.
_Sí que lo sé, pero luego se acordó otra cosa. Se volvió a la idea original, la celebración y punto, sin más complicación. Sí o no?.
_ También hemos hablado ya sobre eso, Juan, más que nada por lo que os conté en su día – intervino José -.
_ A lo mejor los que están ahí, batiéndose el cobre no se han enterado del cambio de planes – sugirió Juan -.
_Oye Juan –
interrumpió Rubén – si quieres que la liemos, la liamos, pero aquí mismo. Mira
contra esos de ahí, para que nos inflen a palos, tampoco hay que irse muy
lejos.
_ Pero
qué dices pringao – contestó José sonriendo -
_ Que qué digo?. Mira, el momento fue antes, cuando
estábamos toda la basca delante de las vallas del Congreso, ahí presionando.
Pero tío el siguiente paso ya sabes cual era: liarla. Así que no se hable más;
nos fumamos unos petas mientras tiramos para el Fin de Siglo a tomarnos unas Aguas de Valencia, okis?.
Mientras iban camino
de la calle Ventura de la Vega, seguían hablando sobre cosas banales.
_ En serio que vamos a ir al Fin de Siglo – dijo Juan -
_ Pues mismamente – le contestó Rubén – por qué lo
dices…
_ No sé, me
parece un garito un poco pijín, la verdad.
_ Joder tío, nunca te viene bien ningún sitio – le reprochó
Raquel, que resurgió de su acaramelamiento con Jorge, su novio – no seas tan
ortodoxo, relájate, no se…
_ Y tú qué dices Jorge – le interpeló Juan -.
_ No sé, José a mí me da igual el sitio, se trata de tomar
algo y ya está – le contestó Jorge -.
_ Buah!, a ti desde que estás enchochado con ésta, te la
pela todo. ¡Joder, menudos revolucionarios estamos hechos!. – le espetó Juan -
.
A pesar del carácter picajoso de Juan en ese momento, la
conversación comenzó a amenizarse y a convertirse en ociosa; bien porque el
hachís comenzaba a hacer su efecto, o bien; porque el grupo se llevaba bien, se
conocían y su amistad era sana y tolerante. En éstas que casi sin darse cuenta,
llegaron a la altura de Echegaray, siguieron andando por la carrera de San
Jerónimo, cuando escucharon la explosión. El susto fue tremendo, el estruendo les paralizó, ninguno
era capaz de escuchar nada, observaban el pánico a su alrededor, como a cámara
lenta, sin comprender apenas. Pudieron pasar segundos, o podían haber sido
minutos, difícil definir, la gente corría a su alrededor, gritaba, pero ellos
no la escuchaban. Pasaron unos instantes, hasta que se percataron de que detrás
de la gente que corría, iban bastantes policías en una carga desesperada,
salvaje. José notó que le pitaban los oídos, primero, y que poco a poco
comenzaba a recuperar la audición. Iba reincorporándose a la realidad, empezaba
a reaccionar después del terrible shock, tras esos instantes de auténtico
desconcierto, miró a sus amigos, su cara era la indignación personificada, no
pudo contener un grito.
_ Pero bueno, no habíamos quedado en que no?. Me cago en
Dios!!. Que todo el mundo va a su puta bola!.
Los demás todavía asustados, le miraban acongojados, sin
saber qué decir. Entre la gente, que venía de frene hacia ellos, corría Pedro.
José y Pedro se conocían de hacía tiempo, habían participado juntos en
bastantes asambleas. Alrededor de Pedro, corrían desperdigados algunos miembros
de su grupo, José y sus amigos les conocían desde la Acampada en Sol. José se
puso en el medio y les cortó el paso, mientras les pedía una explicación.
_ Pero bueno, no habíamos quedado en que no era el
momento?.
Pedro y su grupo, se le quedaron mirando desconcertados. Por
señas, indicaban que había que correr, que los UIP venían dando cera.
En el Parque del Retiro se reúnen de forma clandestina, un
grupo de ciudadanos en Asamblea. El objetivo es ultimar los detalles sobre la
cercana celebración del Aniversario del Movimiento 15M. Son las doce de la
mañana y luce un espléndido sol sobre Madrid. Habrá más o menos unas 150
personas, más los compañeros que velan por la seguridad de la reunión,
repartidos por los distintos accesos del parque. Se debate de forma fluida
sobre política. Se da un repaso a algunos logros importantes conseguidos, el
más notable es el avance en fuerza, objetivos alcanzados y seguimiento de Stop
Desahucios. Pero algunos portavoces de las distintas Asambleas de Barrio,
corroboran cierto pesimismo. En las demás áreas, el avance social y el
seguimiento por parte del pueblo se ha estancado. La gente se ha cansado de que
no acabe de ocurrir nada, al menos nada relevante. A pesar del posicionamiento
de No Violencia en todas las movilizaciones, comienza a hacerse fuerte otro
tipo de enfoque, más ambicioso e impaciente, que va más allá de la autodefensa,
lema con el que también se han realizado varias movilizaciones masivas. A pesar
de esa confrontación de posiciones, parece que todas las partes tienen claro
que el 15 de Mayo sería una Celebración sin más, manifestación pacífica, sin
enfrentamientos de ningún tipo.
Al acabar la Asamblea, dejando claro por consenso todos los
puntos clave, un grupo más reducido, se reúne alrededor de una figura, un
líder, personaje que se ha hecho fuerte en los últimos tiempos, es el
representante de los que buscan mejores resultados y más rápidos que el simple
hecho de dejarse apalear por la policía. Todos le conocen por “el Disidente”.,
pero nadie sabe siquiera su nombre de pila, ni cómo surgió como líder en la
sombra entre los activistas. El grupo lo componen poco más de media docena de
personas y es “el Disidente” el que lleva la voz cantante. Se dirige a Pedro,
que lidera un grupo de activistas de la Asamblea de Carabanchel.
_ Con respecto a la conversación que mantuvimos
el otro día por teléfono. ¿Tenéis todo preparado?.
_ Sí, está todo en marcha. Estará todo a punto, conforme a
lo convenido – le contestó Pedro -.
_ Un momento, de qué se trata, qué es lo convenido –
intervino José contrariado, mientras Pedro, comenzaba a rumiar una respuesta
desganado – No te escucho Pedro, tío, qué es lo convenido.
_ Verás, al parecer – le contestó moderando la voz – se ha
decidido acelerar el proceso y la fecha elegida es este Aniversario.
_ Joder, y de todas las Asambleas es justo la mía la única
que desconoce todo el tema – contestó mirando al “Disidente” a los ojos, el
cual se dio por aludido -.
_ José, esto es un asunto digamos… aparte, sería una vez
acabada la manifestación del Aniversario – contestó “el Disidente” -.
_ Pero vamos a ver, de qué cojones estamos hablando
exactamente.
_ Hablamos de dar un susto. Hablamos de que estamos hartos
de sentirnos acorralados. Hablamos de que estamos hasta los mismos huevos de
que todas las movilizaciones, a pesar de ser masivas, se frustren, debido a que realizan un despliegue
policial por Madrid desproporcionado. Hablamos de que ya que de todas formas
nos criminalizan, hagamos lo que hagamos, es hora de que se encuentren una
respuesta. De todas formas serán un par de artefactos de fabricación casera, un
simple aviso, ya digo que apenas un susto.
_ Estáis locos tíos.
Hacéroslo mirar, en serio. “Apenas un susto”, dice. Seguro que lo tenéis todo
tan controlado?. Además habéis estado hace apenas un momento en la Asamblea
igual que yo, y no habéis dicho ni pío. Ese es el concepto de transparencia que
tenéis.
_ Da igual lo que pienses, está decidido y se hará. Los
nuestros no corren ningún peligro, será cuando la Manifestación termine. Se
harán las cosas bien, según lo previsto, no habrá nada que nos vincule y todo
saldrá bien.
_ Mira, amigo, voy con mis mejores amigos a esa Manifestación,
voy a acarrear a mucha gente ahí, gente a la que quiero y estimo, y discúlpame,
si no estoy dispuesto a consentir, el hecho, de poder meterles en algo sin que
ellos lo sepan y sean conscientes del riesgo que corren.
_ Da igual lo que pienses, amigo, todo seguirá su curso
según lo planeado – le contestó “el Disidente” -.
_ Pues
que sepáis que no estoy de acuerdo y que haré todo lo posible para que las
cosas no se queden así. Estoy en contra de algo que me parece una barbarie.
La mañana de un Madrid festivo, comenzó a volverse gris, el
cielo se oscureció, inundado por unos nubarrones que amenazaban con
precipitaciones. La hora de la comida se aproximaba. José volvía a casa, a su
barrio, junto con sus amigos, que no dejaban de preguntarle sobre qué le pasaba
y de hacerle ver que le notaban extraño. Ya en el metro, les contó abatido lo
que acababa de descubrir.
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