domingo, 17 de abril de 2011

G-20




Bueno, pues se han reunido una vez más los G-20. Ese grupo de mandatarios de distintos países, que acuerdan realizar un montón de cambios , para que todo se mantenga exactamente igual que antes o peor. Es la tercera vez que se reúnen desde que comenzó la crisis, allá por el 2008. Hasta ahora no han cumplido ninguno de los acuerdos a los que llegaron anteriormente.

Iban a refundar el capitalismo. Pero eso era antes de que el resurgir de un capitalismo salvaje, acabara refundándonos a todos nosotros. Mientras los gobiernos, adoptando posturas neoliberales, figuran como simples títeres en manos de los dictados de unos mercados especulativos, apoyados en la globalización del sistema económico.

En las primeras reuniones de éste G-20 – por entonces – esperanzador, liderado por un Obama sobre el que había puestas muchas expectativas. Se proclamaba el adoptar medidas para reformar la banca y erradicar la existencia de paraísos fiscales. Las únicas reformas tangibles que se han realizado hacia el sistema financiero, es el inyectar sus pérdidas, debidas a una mala gestión, con dinero público. Lo que hablando en plata, se puede traducir como la privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas.

En esta última reunión, al parecer, preparan una especie de lista negra, de países que pueden provocar una nueva crisis. Para ello se les vigilará sus datos fiscales . No con la intención de tratar de solucionar de la mejor manera posible, los desequilibrios que pudieran surgir en sus finanzas. Este control, más bien irá encaminando a imponer las restricciones a los de siempre – desde que comenzó la crisis - los asalariados y pensionistas. Y las grandes empresas teniendo más beneficios que nunca. También han denominado a 7 países como sistemáticos, lo que quiere decir que tienen barra libre, ya que no se les puede dejar caer.

Es lo que tienen estas organizaciones, lideradas en su mayoría por democracias. Que imparten justicia social, ayudando siempre al que menos tiene, con criterios siempre de pureza y veracidad. Dejando a un lado tanto la hipocresía, como el sentido lucrativo de las situaciones.

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