domingo, 1 de mayo de 2011

EL NEGOCIO DEL HAMBRE



"La crisis amenaza con socavar todos nuestros logros y avances. Los progresos que hemos hecho para erradicar la pobreza y la enfermedad. Los progresos por combatir el cambio climático y promover el desarrollo. Por asegurar que la gente tenga suficiente para comer... Podría ser el golpe final al que muchos de los más pobres entre los pobres del mundo sencillamente no podrían sobrevivir" .

Eran las proféticas palabras de Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas. Estas palabras se han transformado en una trágica realidad. A la crisis financiera, energética y ecológica, tenemos que añadir la crisis alimentaria.

Como es sabido, Estados Unidos sufrió en el 2006 el desastre de las hipotecas de alto riesgo, por lo que los bancos y especuladores huyeron en estampida, a mover miles de millones de dólares en fondos de pensiones y acciones en mercancías exentas de riesgo, y en especial los alimentos.

El escenario para la especulación de los alimentos, se crea a mediados de los años noventa. Debido a las presiones de bancos y fondos de inversión, sobre políticos de Gran Bretaña y Estados Unidos, como consecuencia, la normativa relativa a mercados de productos básicos fue abolida. Por lo que productos alimenticios básicos se convirtieron en derivados, pudiendo ser vendidos y comprados, por comerciantes que nada tenían que ver con la agricultura.

La banca siempre Gana. En la página web del Deutsche Bank se podía leer un anuncio que decía “¿Quiere recoger los frutos de un posible aumento de los precios de los productos agrícolas? Deutsche Bank, como distribuidor, le propone dos maneras de beneficiarse”. Y a continuación presentaba dos productos financieros a través de SICAV luxemburgueses.

Aquí en España, Caixa de Cataluña anuncia su “Depósito 100% natural”. Según afirman, este depósito te da la posibilidad de obtener una rentabilidad muy atractiva condicionada por la evolución de una cesta formada por tres materias primas como el azúcar, el café y el maíz. Es decir, el inversor destina un mínimo de mil euros a un fondo que logra beneficios en la medida en que suba el precio de estos tres productos que, como todo el mundo sabe, son básicos en la dieta y economía de millones de personas del Tercer Mundo. Así, si sube el precio del maíz, miles de personas pasarán hambre mientras el inversor de Caixa de Cataluña gana dinero.

Pero esta burbuja alimentaria que inflan e inflan - hasta su segura explosión - está hecha de un humo mentiroso. No falta comida, simplemente tenemos un sistema que produce comida para quienes ya tenemos suficiente, pero podemos pagarla. La mitad de los cereales y de pesca del mundo se dedican a elaborar piensos para granjas o agro-combustibles para coches. Otro porcentaje importante, simplemente se almacena, a la espera de que suba la demanda y se inflen los precios. Es el principio de solidaridad; obtener el mayor beneficio posible. Total, qué más da que pasen hambre unos cuantos millones de personas.

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